Me levanto sobresaltada, sudorosa... nada nuevo. Me lleva tiempo notar que sólo ha sido una pesadilla, un mal recuerdo.
En la habitación solo veo oscuridad. Sorpresivamente decido levantarme y quedarme tranquila, sentada a orillas de la cama, meditando a ciegas... Como cada noche todo lo que me rodea es de un color y forma ya conocido, o al menos eso percibe mi mente.
Vuelvo a estar como siempre pero con la esperanza de que algún día ese mal recuerdo desaparezca y decir por fin:
Adiós pobres fantasmas insustanciales.